Pablo Neruda y el Infierno
Estamos
en una época del año en la que nos encontramos con muchos lotes de alcaucil en
el Mercado.
La cosecha de esta hortaliza comienza en Julio en Buenos Aires
sigue en Octubre en San Juan y continua,
uniéndose el abastecimiento de las dos regiones, hasta Noviembre.
Originaria
del Mediterráneo, Noroeste de África, ya era conocida por Griegos y Romanos.
En
la mitología griega se le atribuye el nombre de Cynara a una joven seducida por
Zeus a la que este convirtió en planta de alcaucil (Cynara scolymus).
Marilyn
Monroe fue la primera reina del alcaucil en la fiesta que se realiza en el
pueblo de Castroville –California en 1949.
Debemos saber que cuando
comemos un alcaucil en realidad estamos degustando la inflorescencia de esta
planta.
En su poema "Oda a la alcachofa" Pablo Neruda nos dice:
La alcachofa
de tierno corazón
se vistió de guerrero,
erecta, construyó
una pequeña cúpula,
se mantuvo
impermeable
bajo
sus escamas,
a su lado
los vegetales locos
se encresparon,
se hicieron
zarcillos, espadañas,
bulbos conmovedores,
en el subsuelo
durmió la zanahoria
de bigotes rojos,
la viña
resecó los sarmientos
por donde sube el vino,
la col
se dedicó
a probarse faldas,
el orégano
a perfumar el mundo,
y la dulce
alcachofa
allí en el huerto,
vestida de guerrero,
bruñida
como una granada,
orgullosa,
y un día
una con otra
en grandes cestos
de mimbre, caminóde tierno corazón
se vistió de guerrero,
erecta, construyó
una pequeña cúpula,
se mantuvo
impermeable
bajo
sus escamas,
a su lado
los vegetales locos
se encresparon,
se hicieron
zarcillos, espadañas,
bulbos conmovedores,
en el subsuelo
durmió la zanahoria
de bigotes rojos,
la viña
resecó los sarmientos
por donde sube el vino,
la col
se dedicó
a probarse faldas,
el orégano
a perfumar el mundo,
y la dulce
alcachofa
allí en el huerto,
vestida de guerrero,
bruñida
como una granada,
orgullosa,
y un día
una con otra
en grandes cestos
por el mercado
a realizar su sueño:
la milicia.
En hileras
nunca fue tan marcial
como en la feria,
los hombres
entre las legumbres
con sus camisas blancas
eran
mariscales
de las alcachofas,
las filas apretadas,
las voces de comando,
y la detonación
de una caja que cae,
pero
entonces
viene
María
con su cesto,
escoge
una alcachofa,
no le teme,
la examina, la observa
contra la luz como si fuera un huevo,
la compra,
la confunde
en su bolsa
con un par de zapatos,
con un repollo y una
botella
de vinagre
hasta
que entrando a la cocina
la sumerge en la olla.
Así termina
en paz
esta carrera
del vegetal armado
que se llama alcachofa,
luego
escama por escama
desvestimos
la delicia
y comemos
la pacífica pasta
de su corazón verde.
Y va una receta de "Alcauciles al infierno como los hacia la abuela Carmen"
Ingredientes
1 k. de alcauciles
1 limón
1 cebolla
1 tomate
1 diente de ajo
100 gr. Jamón cocido
1 cucharada de perejil picado fino
Pan rallado c/n
2 cucharadas de manteca
1 vaso de vino blanco
Caldo de verdura
sal
Elaboración
Sacar las hojas exteriores de los alcauciles
Cortarles las puntas hasta llegar a las hojas blandas.
Abrirlos un poco y colocarlos en agua fría con el jugo de ½ limón.
Preparar el relleno:
Picar la cebolla y saltearla en 1 cucharada de manteca, agregar el
jamón cocido picado, el tomate picado, el ajo también picado, el perejil y la sal.
Retirar los alcauciles del agua, escurrirlos y rellenarlos.
Colocarlos por la base en una fuente de horno uno al lado del otro.
Incorporar el vino, el caldo y gotas de limón.
Cubrir con papel manteca y cocinar en horno moderado.
Cuando estén cocidos echar por encima pan rallado y trocitos de
manteca sobre cada alcaucil y gratinar.
Y como dice Neruda:
"escama por escama
desvestimos
la delicia
y comemos
la pacífica pasta
de su corazón verde."
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